Pátzcuaro es un lugar sagrado para los purépechas desde su fundación en 1324.
Cuentan que un antiguo rey deseaba fundar un templo dedicado al dios Curicaveri (el sol), a quien veneraban manteniendo siempre un fuego encendido en su honor. Se diceque, después de varias expediciones, encontraron el lugar indicado para edificar este lugar sagrado en medio de una espesa vegetación en la que encontraron cuatro rocas enormes en formación.
Siendo el número cuatro un número sagrado para ellos, el rey dió la orden de construir el templo destinado a Curicaveri, convirtiéndose este lugar en Pátzcuaro o Petatzecua (“cimiento” o “piedra” en lengua Purépecha), en un centro religioso, además de un lugar de recreo de la nobleza por la belleza de su entorno y más tarde en un centro comercial de gran importancia por su ubicación.
“Los Purépechas creían en la existencia de un ser supremo infinitamente sabio, constantemente fecundo, inicio y fin de la armonía universal de las cosas creadas y por crear y también en una diosa activa y para quien el descanso era absurdo o inexistente y la llamaban Nana Cuerapperi traducido “Madre Naturaleza”, fecunda y perfectísima, fuerza que existe en la eterna inmensidad de los tiempos. Al materializar esta idea para transmitirla al pueblo, buscaban su personalidad en medio del firmamento como en un trono que presidiese los senos de la creación, y creían verlo en la brillante y pura constelación de cuatro estrellas que nosotros denominamos “Cruz del sur” y creían que este sitio era la mansión celestial de la Madre Naturaleza sitio guardado por cuatro divinidades superiores que tenían a su cargo los cuatro puntos cardinales del universo….”
Así nos describen la historia de Michoacán los rituales y la religión de los purépechas. Su unión con la naturaleza y el universo, así como el equilibrio espiritual y sanador que encontraban y que aun en nuestros tiempos podemos sentir en este lugar espiritual y sacerdotal.
Una grata sensación de bienestar y equilibrio entre nuestro ser, la naturaleza y el universo mismo, porque podemos sentir su influencia y energía reflejada a traves de sus cúes o templos dedicados a sus dioses como el sol: Curicaveri y la luna: Nana Cutzi Tata Huriata, traducida en el bienestar físico que recibían a través de este profundo vínculo y vivencias con su fé, una prueba es el temazcal construido en Ihuatzio al pie de un cúe, para honrar a la mencionada diosa Cuerapperi.
De tal suerte, Pátzcuaro Místico busca rescatar, más allá de cualquier creencia, esta comunión entre el universo y el ser a través de la apertura de nuestros sentidos al conocimiento de nosotros mismos en lugares energéticos y con significado para el espíritu en un propósito de sanación y sensibilización en el camino hacia la consciencia.